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Resumen
En la actualidad, la práctica del bronceado artificial en camas o duchas solares tiene bastante difusión, una de las causas para su creciente uso. Pero lo negativo es que no se informa sobre los riesgos que implica, cuando la persona se excede en la exposición a los Rayos Ultravioleta. La exposición indiscriminada puede causar diversas enfermedades que incluyen las quemaduras, fotoalergias y fototoxias, que se presentan a corto plazo y otras como el fotoenvejecimiento, cáncer de piel, inmunosupresión y patologías desencadenadas por la radiación como el lupus, la erupción polimorfa lumínica, liquen, porfiria, rosácea, entre otras que se instalan a largo plazo.
El riesgo de las enfermedades está sujeto al tiempo y la frecuencia de permanencia de la persona dentro de la cama solar. La imprudencia e impaciencia empujan a someterse hasta tres veces por día, cuando lo adecuado es aguardar 48 horas antes de la siguiente sesión de bronceado. La OMS sostiene que en el mundo se registran anualmente dos millones de casos de cáncer de piel y 132.000 casos de melanoma maligno, cuyo riesgo se incrementa en un 75% con el bronceado artificial.
Parece más una moda cultural que una necesidad, por lo que urge una normativa para prevenir los riesgos y obligar la presencia de dermatólogos en las sesiones.